Las vicisitudes que se nos presentan no pueden estar por encima de nuestra fuerza de voluntad, ellas aparecen siempre en nuestra vida, como un misterio, y nosotros tenemos la responsabilidad de afrontarlas, de no dejarnos derrotar, pues todavía hay muchas cosas por qué reír, por qué soñar.
Vivir ya es un hecho importante y un don que Dios nos ha dado para que aprendamos a valorar y disfrutar todo cuanto tenemos a nuestro alrededor.
Iniciemos este año con mucho optimismo, con mucha esperanza por la vida. Nada hay que no podamos alcanzar si le ponemos empeño, si nos esforzamos día a día.